Culminó la primera etapa de la obra y el cambio es impactante

Uno puede tratar de describir con palabras el escenario, pero algo muy distinto sucede cuando puede ver, sentir, estar por un rato en el lugar. La experiencia es maravillosa. Bajar al subsuelo otrora húmedo, inundable y ver como se encuentra hoy es verdaderamente impactante: la luminosidad, la amplitud de las galerías, los pisos relucientes, las paredes impecables, la calidad de los materiales

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Vista de ingreso por calle Andrés Pazos: Antes y después de la obra. El ingreso a la institución será a través de una rampa respetando los parámetros vigentes de accesibilidad universal



El Proyecto financiado por el gobierno de la provincia es ambicioso: la obra demandará aproximadamente 18 millones de pesos. No menos ambiciosa es, la propuesta producida por el grupo de técnicos, arquitectos, proyectistas; trabajadores del estado provincial que intervinieron con compromiso: pensando, discutiendo, dando forma a cada aspecto necesario para que la Escuela Normal de Paraná conservando su riqueza patrimonial y arquitectónica esté, a su vez, a la vanguardia de lo que nuestra tiempo demanda.
Y es ahí donde el esfuerzo, tanto esfuerzo, cobra sentido. Todo lo que cada día aportan los integrantes de una comunidad educativa que convive con la obra, cuestión nada sencilla, pero que en términos reales pondrá en valor a la primera escuela normal de nuestro país. Se retoma el ciclo lectivo y será necesario recontratar acuerdos y poner de cada lado lo mejor para que esta obra que la escuela se merece, continué y llegue a su fin.

Un edificio con el sello de la historia educativa del país
La obra de refacción y puesta en valor del edificio de la Escuela Normal «José María Torres» es uno de los temas que centrará la atención de estudiantes y padres que concurren al establecimiento educativo como así también del personal docente, de administración y de servicios que desarrollan a diario sus actividades en el lugar.
La restauración, iniciada por la provincia a fines del 2011 es una obra largamente merecida por la propia historia que atesora el edificio de la escuela y por el inestimable valor simbólico que la Escuela Normal tiene para la educación pública en la Argentina.
Vale recordar que el edificio de la Escuela Normal fue construido entre 1927 y 1932 por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, desde entonces nunca se le habían realizado trabajos de mantenimiento de las dimensiones de los que se encaran actualmente.
Desde su creación por el Congreso de la Nación, el 1° de Octubre de 1869, y su fundación el 13 de Junio de 1870 por decreto del Presidente Sarmiento; pasando por la posterior instalación de la ex Casa de Gobierno de la Confederación Argentina , el 16 de Agosto de 1871; y hasta la declaración de Monumento Histórico Nacional mediante la ley 12.665 del 3 de diciembre de 2008, la Escuela Normal «José María Torres» ha permanecido como un icono de relevancia educacional y urbana, una referencia y un modelo para el funcionamiento de las escuelas normales que se fundaron posteriormente.

La obra del subsuelo en detalle
De acuerdo a lo expresado por los arquitectos encargados del diseño del proyecto, la obra del subsuelo incluyó, por un lado, tareas de refuncionalización y por otro de restauración y puesta en valor .

Tareas de re funcionalización:
-Se quitaron barreras arquitectónicas diseñando un ingreso directo desde calle Andrés Pasos permitiendo, a través de rampas y ascensor, el ingreso, desplazamiento y permanencia de todas las personas; respondiendo a la normativa vigente, (Ley Nacional Nº24.314, Decreto Reglamentario Nº 914 y Ordenanza Municipal Nº 8088).
-Se reubicó la Biblioteca con el Archivo Histórico y Laboratorio de Conservación para vincularla funcionalmente con la comunidad toda, estimulando su uso, conocimiento y valoración.
-Se abrieron vanos para propiciar el ingreso de luz natural hacia el corredor y posibilitar la circulación de aire y ventilación natural
-Se reubicaron y refuncionalizaron los laboratorios de Química, Biología, Física, y Gabinete de Cocina, con el objetivo de optimizar su prestación.
-Se agregaron grupos sanitarios -incluyendo uno para discapacitados-, en la planta de subsuelo, con el fin de satisfacer la demanda en ese nivel.
-Se adecuaron, completaron y ajustaron a norma la totalidad del sistema eléctrico. Se colocaron nuevos artefactos respondiendo al uso y requerimientos actuales.
-Se previó la instalación del servicio contra incendios; incluyendo matafuegos, señalizaciones y plan de evacuación.

Tareas de restauración y puesta en valor en general:
-Se reemplazaron, recuperaron y repusieron pisos, peldaños, umbrales y solías; hundidos, rotos y faltantes.
-Se recuperó la totalidad de la carpintería reponiendo piezas, vidrios y herrajes; dejándolas en perfecto estado de funcionamiento. Se reemplazó el sistema de oscurecimiento por cortinas de enrollar nuevas, y reforzadas.
-Se restauró y revalorizó la imagen institucional del edificio original, respetando colores, textura y acabado final de la Fachada.

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Vista comparativa de Laboratorios. Lo nuevo: con todo el equipamiento requerido para su óptimo funcionamiento.






Primera etapa culminada

La simultaneidad de los trabajos de restauración con el desarrollo cotidiano de la tarea educativa ha complejizado el funcionamiento de esta última durante todo el 2012, situación que se prolongará durante todo este año y también durante parte del 2014, año en que se tiene previsto la finalización de la obra.
Hay que destacar el enorme esfuerzo que implica para los alumnos y los docentes el tener que convivir con la obra. Durante el año pasado se encararon diferentes medidas que significaron la refuncionalización temporaria del edificio para que sus actores puedan adaptarse a las nuevas circunstancias; así mismo la reducción de los espacios y la adaptación de otros, como las aulas que se organizaron en el salón y en el patio techado, significaron algunos contratiempos para el desarrollo de la tarea educativa.
Durante la primera etapa en que se intervino el edificio, los trabajos se centraron en el subsuelo. Esa etapa fue finalizada y entregada a la escuela.
Otros aspectos importantes para señalar, con respecto a una mayor disponibilidad de espacios que los alumnos podrán contar este año, son que los dos patios de planta baja estarán finalizados para cuando se inicie el ciclo lectivo 2013, como así también se encontrarán en pleno funcionamiento los sanitarios de planta baja como los del primer piso. En algunos sectores estratégicos del edificio se está priorizando la intervención durante los períodos de receso para no dificultar las actividades durante el ciclo escolar.
De acuerdo al plan de obra previsto para el primer semestre del 2013, los trabajos se concentrarán en la restauración de las cubiertas y de los espacios de la planta alta, motivo por el cual el Nivel Inicial y el CREA (Centro recreativo Asistencial de UADER) desarrollarán sus actividades durante dicho período en el subsuelo del edificio, donde también será trasladada la biblioteca. De igual forma se avanzará sectorizadamente con las tareas de restauración en la planta baja y del primer piso, para lo cual se prevé el traslado de oficinas ocupadas por la FHAyCS para el desarrollo de funciones administrativas.


La Escuela Normal de Paraná en la universidad pública:
un proyecto educativo para la emancipación
Concebida por su fundador como parte de un programa integral, de un proyecto de Nación sobre la base constitucional de 1853, y pilar de la construcción del Sistema Educativo Argentino; La Escuela Normal «José María Torres» encarnó en aquel momento los valores de la Modernidad, del progreso, de la Ciencia, de lo nuevo y de lo joven, que disputa el espacio simbólico con las fuerzas tradicionales, más reaccionarias o inmovilistas respecto al orden social constituido.
Hoy la Escuela Normal afronta los retos que la educación pública impone a estos tiempos. Es así como el perfil fuertemente inclusor que el sistema educativo fue progresivamente adoptando en nuestro país, sumado ahora a la universalización de la educación secundaria, y a su vez la pertenencia de la Escuela Normal a la UADER, recientemente normalizada, significan aspectos cualitativos que han puesto al propio edificio de la Escuela Normal ante una demanda impensada para la época de su fundación.
Es así que en el edificio originalmente diseñado para que concurran 800 personas, hoy transitan diariamente alrededor de 5.000 entre alumnos, docentes y personal en general. Volviendo a la historia nos encontramos con que en sus inicios la enseñanza en la Escuela Normal comprendía un curso normal de cuatro años y una escuela de aplicación dividida en seis grados.
Muy lejos de aquellos primeros pasos, actualmente en el edificio de la Escuela Normal funcionan dos turnos de nivel inicial, en el turno mañana los niveles primarios y secundarios, en el turno tarde y vespertino la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, algunas cátedras de la Facultad de Ciencias de la Gestión y de la Facultad de Ciencia y Tecnología.
No debe pasar inadvertido para los actores de la educación que el edificio de la Escuela Normal es «la imagen del valor de la educación para la Nación que asomaba al mundo», que pretendía transmitir su fundador, quien además aspiraba a «convertir a la Republica en una inmensa escuela».
A quienes les toca hoy el protagonismo de transitar esas mismas aulas, les asiste el desafío de impregnar con su impronta este capítulo para la historia. Nada mejor que rescatando aquellos rasgos distintivos de lo arquitectónico y del modelo que fue la Escuela Normal «José María Torres» para la educación del país, acompañándolos con los desafíos actuales de forjar una educación con inclusión social para la emancipación.

FUENTE: Gentileza FHAYCS