La Biblioteca Central «Celia Ortiz de Montoya» invita a conocer su fondo histórico

La Escuela Normal de Paraná no solo es la cuna del Normalismo, es el cimiento a partir del cual se erige la educación pública de nuestro país, y es allí donde se guarda el capital bibliográfico con el que se formaron los primeros educadores del país.

En la Escuela Normal se hallan vestigios de aquellos años fundacionales del sistema educativo argentino. Muchos de ellos se los puede ver y palpar en el Fondo Histórico de la biblioteca de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales; hoy expuesta a todo el público a través del proyecto de extensión universitaria denominado «Fondo Histórico de la Biblioteca Central Celia Ortiz de Montoya, abriendo sus puertas a la comunidad».

La propuesta comprende una recorrida guiada por el fondo bibliográfico con el que se formaron los primeros educadores de nuestro país. Se trata de unos 30 mil ejemplares que datan desde el año 1700 y hasta 1930, los cuales se encuentran bajo condiciones especiales de tratamiento y conservación.

A pesar de la riqueza histórica de los volúmenes, recién se los comenzó a clasificar y organizar como fondo histórico desde la refacción y puesta en valor del edificio, y de su reinauguración en el 2015. A partir de este acontecimiento, la biblioteca de la facultad se ubica en un nuevo espacio, en el subsuelo, logrando la separación de la colección del fondo histórico por un lado, y por el otro los ejemplares de consulta de los estudiantes de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (FHAyCS).

Actualmente se está haciendo un relevamiento del fondo bibliográfico, por lo tanto no hay certezas acerca de la cantidad exacta de esos ejemplares, como tampoco se conoce con exhaustividad sus contenidos. Si bien en distintos periodos se habían hecho inventarios, los mismo han sido discontinuos debido a que la institución ha vivido distintos momentos en su historia, entonces ha tenido fluctuaciones en lo que es inversión y desarrollo en este sector.

Las primeras colecciones se conformaron en 1870 y 1871, época en que el Presidente de la Nación, Don Domingo Faustino Sarmiento, ideó el modelo de educación normalista y designó como director de la Escuela Normal al destacado educador norteamericano Jorge A. Stearns, que al poco tiempo fue reemplazado por el docente español José María Torres.

Esos educadores fueron los encargados de implementar este tipo de educación que venía con sus orígenes y sus tendencias. Eso explica que la bibliografía original, que engrosa el fondo histórico, está impresa en otros idiomas. Esas obras pertenecen a dos corrientes de pensamiento: una norteamericana y la otra francesa. Esos son los primeros recursos con los que se formaron los primeros educadores de nuestro país y que aún obran en la biblioteca de la Escuela Normal de Paraná.

A modo ilustrativo, los visitantes pueden compartir algunas fuentes como «Las Memorias del Director», de José María Torres, un libro de 1878.
Dicha obra consiste en un libro constituido por actas, en donde Torres relata todo el trabajo que se hizo en los distintos aspectos; describe cada situación del edificio, de los muebles, de la biblioteca, de los instrumentos de ilustración y ofrece un resumen de los valores del material adquirido. De ahí se han podido obtener datos cuantitativos de cómo estaba conformada la colección.

En esas actas, el Director describe minuciosamente cómo debían ser las características ergonómicas del mobiliario en aquella época, en 1780, también define las posturas correctas de un docente al momento de dar una clase, y como debía sentarse un niño en el aula. Hay también un detalle pormenorizado de los libros clasificados en cada una de las áreas del conocimiento. Por ejemplo, dice: «En enero de 1878 la biblioteca se componía de 624 obras, en 1192 volúmenes», inclusive ofrece el detalle de los valores y el dinero invertido.

También hay obras en las que José María Torres habla de la educación, de la constitución de la familia, del amor conyugal, de la mujer, de la autoridad paterna, del respeto familiar; todos valores que se transmitían desde la educación pública. Del mismo modo, entre los ejemplares de la época, se destaca una conferencia de la Profesora Rosario Vera Peñaloza de 1932, referida a los jardines de infantes y las escuelas nuevas.

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A su paso, el visitante se sorprende con algunos ejemplares bibliográficos y también con mobiliario de la época. Hay un manual del preceptor argentino y del inspector de escuelas de 1875, acerca de cuáles eran sus funciones. También se encuentran ficheros antiguos e históricos, incluso hay unas fichas bibliográficas de Historia Argentina, elaboradas por las alumnas del profesor Arce. Otra pieza excepcional, que se encuentra en el fondo histórico, es un escritorio con todas las especificaciones del mobiliario de la época, muy llamativo por cierto.

Otras de las obras interesantes que se observan es «El Manual del Ciudadano Argentino», una obra de instrucción cívica para el uso en las escuelas, de 1885; y otros, como «La Escuela y la Pedagogía Nacional», de 1885, escrito en italiano; «Filosofía Moderna y Antigua. Disertación», del 1 de noviembre de 1871, autoría del alumno de segundo año del colegio del Uruguay, Eduardo Wilde. También hay una bibliografía histórica de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, desde el año 1780 hasta el año 1821, es un apéndice de la Gaceta de Buenos Aires. Estos son algunos de un sin número de obras que constituyeron las bases con las que se formaron quienes estudiaron en la Escuela Normal y que el visitante puede apreciar.

Este fondo histórico tiene dos momentos muy significativos a lo largo de su existencia. Uno es el período fundacional de la biblioteca, conformada con los fondos de la Escuela Normal, con donaciones de profesores y de las compras efectuadas por el director José María Torres. Y un segundo impulso, cuando esta institución pasa a formar parte de la Universidad Nacional de Litoral (UNL), entre 1919 y 1929. De ese período hay muchos registros muy interesantes, es cuando se organiza la Facultad de Ciencias Económicas y Educacionales de la UNL; según las actas, se habla 15 mil volúmenes incorporados.

Durante dicho lapso se crea el Instituto bibliográfico que tiene a su cargo la publicación de los anales, una producción de la institución liderada por los profesores, muy significativa y conocida en otros lugares, publicada entre 1923 y 1928. Además se establece un canje universal de publicaciones periódicas, se hacen suscripciones de revistas con distintos países, También, los protagonistas de aquellos años han sido muy sistemáticos en guardar registro de todo ese movimiento.

Es importante señalar que en la biblioteca Celia Ortiz de Montoya, trabaja personal especializado en este tipo de tarea, que ha participado de congresos en la Biblioteca Nacional, donde se trabaja específicamente con fondos históricos. Son ellos quienes reciben a los visitantes, a quienes también les muestran las técnicas de preservación que desarrollan en el marco del proyecto de extensión universitaria «Fondo Histórico de la Biblioteca Central Celia Ortiz de Montoya, abriendo sus puertas a la comunidad».

Cuando nos detenemos a contemplar los insondables misterios de la historia que habitan en los rincones de la institución que habitualmente transitamos, es como si de pronto despertáramos a ese duende, tal vez un poco perturbador, que por aquellos años lejanos depositó en este lugar todo el ímpetu transformador que la educación pública produjo en la sociedad argentina.

El fondo histórico de la biblioteca está abierto a instituciones y público en general. Los interesados en visitarlo deben solicitar turno a la Biblioteca Central Celia Ortiz de Montoya, en la Escuela Normal José María Torres de Paraná.

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